Cultivemos la paz en los lugares
en conflictos malignos, propiciados
por los viles demonios liberados,
que destrozan viñedos y lagares.
Cultivemos la paz con sus cantares
en vuelo bajo cielos floreados
de frissias y de lirios vinculados
a soles que sotierran los pesares.
Los matarifes de la paz son hienas
productoras de rayos sanguinarios
que forjan, con bravura, las cadenas,
con las que aherrojan a los emisarios
de la paz, que enriquecen las colmenas
del mundo y despedazan los calvarios.